Viaje al centro de la Mutua con…Sonia Manzanares Palomino

Entrevista

En esta ocasión, entrevistamos a Sonia Manzanares, Coordinadora Asistencial Territorial de Madrid, actividad que lleva a cabo desde el Hospital Fraternidad-Muprespa Habana.

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid. Comenzó como Médico Interno Residente en Medicina Familiar y Comunitaria en el Hospital Universitario de la Princesa y Área 2 de atención primaria de Madrid (1996-1999). Posteriormente fue médico de familia en un centro de salud (1999-2003).

Ya en Fraternidad-Muprespa, trabajó en el control de la incapacidad temporal por contingencias comunes desde 2003, pasando en 2010 a ocupar un puesto en las urgencias del anterior hospital central de la Mutua, hasta que fue designada en 2016 para el cargo de coordinadora asistencial territorial adjunta. Mientras hablamos con ella se produce el nombramiento que ostenta en la actualidad, pasando de “adjunta” a máxima responsable de la coordinación asistencial en Madrid. Aprovechamos la ocasión para darle la enhorabuena.

 

Intuimos que la labor de coordinación en el ámbito asistencial requiere de una gran capacidad de improvisación a pesar de los protocolos y pautas existentes ¿Qué nos puedes comentar sobre las urgencias y el triaje?

Dar respuesta a situaciones inesperadas de forma rápida y resolutiva es parte fundamental de las funciones de los coordinadores. Lo hemos comprobarlo recientemente debido a la crisis sanitaria y a la borrasca de nieve.

La clave es el trabajo en equipo y la respuesta rápida y coordinada de cada uno de sus integrantes

Por ejemplo, durante la primera fase de la pandemia fue necesaria una rápida reorganización del personal de los centros. Teníamos que dar soporte a la planta covid del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana, manteniendo la actividad en urgencias, además de continuar con la atención y seguimiento de los procesos derivados de accidentes de trabajo, como servicio esencial que somos.

La clave es el trabajo en equipo y la respuesta rápida y coordinada de cada uno de sus integrantes.

El triaje consiste en el procedimiento por el cual cada paciente que accede a la urgencia del Hospital es valorado inmediatamente por nuestro personal de enfermería, para determinar en función de su patología y situación clínica el tipo de asistencia que precisa y el tiempo óptimo en el que debe ser atendido. Así nos aseguramos de que ningún paciente espera más de lo necesario para recibir la atención médica.

El nivel 1 de urgencias de nuestro centro hospitalario es una asistencia de tipo ambulatoria. Se trata de un nivel asistencial similar al que tenemos en todos los centros, que valora y atiende a los pacientes que no precisan atención especializada y cuya patología puede ser resuelta por nuestros médicos asistenciales. Si se detecta que dicha patología precisa de la atención de un nivel superior, pasa a ser atendida por los especialistas del Hospital, que componen el nivel 2 de urgencias.

 

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid felicitó a las Mutuas por su esfuerzo durante la borrasca de nieve y frío en enero, que afectó especialmente a esta zona ¿Cómo se vivió un hecho tan insólito en los centros de Fraternidad-Muprespa?

En esta ocasión, fue necesario tomar decisiones y llevar a cabo el cierre de los centros de manera todavía más rápida de lo que lo hicimos durante el inicio de la pandemia.

Recuerdo que el viernes día 8, a media mañana, nos organizamos para avisar al personal con la finalidad de mantener activas las urgencias del Hospital, cerrando a mediodía el resto de centros de Madrid.

Respecto a los pacientes, valoramos cada caso y mantuvimos el seguimiento telefónicamente hasta que fue posible retomar la actividad presencial.

La actividad en la urgencia de nuestro Hospital durante la semana del 10 al 16 de enero resultó frenética. Si el día 8 atendimos en el nivel 1 de urgencias a 22 personas, el día 13 fueron atendidas 84, por poner un ejemplo. El tipo de lesiones que presentaban eran más complejas de lo habitual. Se incrementaron notablemente las fracturas, las que precisaron tratamiento conservador y las que necesitaron cirugía.

A finales de enero aún manteníamos un incremento de procesos abiertos de contingencia profesional un 7,2 por ciento mayor que en la misma semana del año anterior, lo que se tradujo en la necesidad de aumentar la actividad de consultas y cirugías para agilizar este notable flujo de accidentados.

El mantenimiento óptimo de las urgencias en condiciones tan adversas conllevó de nuevo un arduo trabajo de coordinación y de comunicación, porque nuestro propio personal tuvo también serias dificultades para acceder al Hospital. Pero estuvieron a la altura de las circunstancias y todo el que pudo llegar lo hizo, aunque eso supusiera cambiar temporalmente su centro de trabajo, garantizando la asistencia sanitaria a nuestros mutualistas en todo momento.

De nuevo volvimos a utilizar el chat de trabajo y las videoconferencias que tan buenos resultados nos habían dado durante la pandemia. Nos sirvieron para organizar el cierre y apertura de centros asistenciales y la dotación de personal de urgencias del Hospital, en colaboración con los compañeros de dicho centro.

Paseo de la Habana

 

Durante la actual crisis sanitaria por Covid-19 ¿Qué destacarías sobre la actuación de la Mutua desde el inicio del estado de alarma? ¿Tienes alguna información sobre las vacunas para el personal sanitario?

Lo primero que creo que sentimos todos, cuando se nos requirió para colaborar en la asistencia de pacientes contagiados al inicio de la crisis sanitaria, fue una enorme sensación de responsabilidad. Entre los sanitarios existían sensaciones encontradas. Por un lado estábamos todos impacientes por prestar nuestra ayuda en la lucha contra el terrible enemigo al que se estaban enfrentando los compañeros de los servicios públicos de salud, siendo conscientes de que no estábamos especializados en el manejo de este tipo de paciente.

Lo primero que sentimos todos fue una enorme sensación de responsabilidad

Desde la Consejería de Sanidad se nos requirió para atender a personas mayores, con pluripatología, afectadas por una enfermedad desconocida para todos y con pronóstico muy grave, dado el grupo de edad. Nosotros atendemos pacientes más jóvenes, esencialmente sanos, con patología traumatológica.

Existía también el temor al propio contagio y a contagiar a nuestros seres queridos. Todo resultaba bastante desconocido y confuso. Muchos colegas del sistema público ya se habían contagiado y ahora nos tocaba a nosotros entrar en contacto con el virus.

Afortunadamente, los EPIs con los que contamos y los protocolos de actuación implementados para la protección del personal que estuvo en contacto con los pacientes infectados, dieron como resultado que ninguno de nuestros compañeros se contagiara.

La responsabilidad y la carga emocional fueron considerables. El equipo que formaron el Dr. Ortega, médicos de la dirección provincial y del Hospital, el personal de enfermería y auxiliares sanitarios, el Dr. Mora, la Dra. López, el Dr. Martín, la dirección de enfermería, personal administrativo, personal de limpieza, en colaboración con los directivos de Madrid, hizo posible que lo que inicialmente parecía un reto tan complicado obtuviera resultados satisfactorios.

De los catorce pacientes que ingresaron en la planta covid, siete de ellos fueron dados de alta, a pesar de las expectativas tan sombrías que presenciamos a su llegada.

Las reuniones presenciales y la comunicación, aportando la ayuda necesaria en función de nuestro ámbito de trabajo, fueron claves para mantener la situación bajo control, atendiendo a los requerimientos sanitarios, incluidos los de la Consejería de Sanidad. Gracias a esta fluida comunicación con RRHH, con el Servicio de Prevención y con el departamento de Gestión Sanitaria, logramos con total garantía de seguridad la reapertura de los centros. Todo esto no habría sido posible sin la colaboración del personal asistencial de la dirección provincial de Madrid, acudiendo a la primera línea cuando fue necesario.

Su labor fue fundamental también para valorar la situación de cada uno de los pacientes en seguimiento, en qué casos se podía prestar asistencia telefónica y en cuáles serían presenciales bajo criterios sanitarios, sopesando beneficios y riesgos de ambas alternativas. Se centralizó el seguimiento de las consultas presenciales en otros centros, como los de Madre de Dios y Torrejón de Ardoz, a donde acudía de forma rotatoria el personal sanitario para atender a los pacientes.

Los fisioterapeutas valoraron cada uno de sus casos en colaboración con los médicos asistenciales y el Dr. Tortosa, determinando cuáles continuarían con rehabilitación presencial y los que recibirían indicaciones y seguimiento telefónico, que realizaron ellos mismos.

Fue un trabajo intenso de selección, de organización de seguimientos y de puesta en marcha de modalidades de tratamiento a distancia que hasta ese momento no se habían llevado a cabo en nuestra entidad.

El trabajo realizado por el personal de admisión en la gestión telefónica fue también crucial.

Respecto a la vacunación, estamos pendientes de confirmación de fechas por parte de la Consejería de Sanidad, pero sí, según nos han informado, el personal adscrito a centros asistenciales, que tiene por ello posibilidad de entrar en contacto con pacientes infectados por covid, recibirá la vacuna. En cualquier caso, cumpliremos escrupulosamente, como siempre, las directrices de este organismo.

 

En ocasiones no se comprende, por parte de los trabajadores protegidos, la función que realizan las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social en la gestión de las contingencias comunes.

Hace años, cuando comenzamos a realizar esta función de seguimiento de pacientes en situación de baja por contingencia común esto era más frecuente.

Ahora los trabajadores tienen mayor conocimiento de nuestra función en la gestión de esta contingencia. Saben que en muchas ocasiones podemos ayudarles en la resolución de procesos de salud que están pendientes de diagnóstico o tratamiento en el sistema público, cuando nos autorizan las inspecciones sanitarias a tomar parte en el procedimiento porque exista demora por su parte, si tenemos los medios adecuados para hacerlo.

Somos una entidad que tiene la responsabilidad de la asistencia de accidentes laborales y enfermedades profesionales; por tanto, nuestro personal, nuestros medios, nuestro hospital, están preparados para el tratamiento de patologías resultantes de los mismos, pero también somos en numerosas ocasiones una pieza fundamental en la resolución de patologías derivadas de contingencia común, no somos únicamente un elemento de control ni los pagadores de sus bajas, y así lo perciben muchos de nuestros pacientes.

 

Ahora se habla mucho de innovación y digitalización en todos los campos, concretamente en el sanitario.

Un buen ejemplo de innovación es la asistencia telemática que hemos dado a nuestros pacientes durante la pandemia y durante el temporal.

La telemedicina es un hecho y formará parte de nuestra planificación de trabajo en el futuro

En un breve plazo de tiempo, al inicio de la pandemia, numerosos profesionales sanitarios fueron dotados de equipos informáticos y otros elementos de soporte para poder acceder al seguimiento y tratamiento de los pacientes sin necesidad de que se trasladaran a nuestros centros de manera presencial.

Este tipo de asistencias ha sido fundamental para el control de numerosas patologías, manteniendo la cercanía de cada profesional sanitario con los pacientes que tenía asignados, a pesar de la situación de aislamiento domiciliario que hemos vivido.

El resultado tan favorable de esta experiencia nos hace pensar que esta modalidad de asistencia ha llegado para quedarse y que será una herramienta de trabajo imprescindible a partir de ahora. Hay que perfeccionarla y seguir dotándola de todos los elementos necesarios, pero la telemedicina es un hecho y formará parte de nuestra planificación de trabajo en el futuro.