Hoy entrevistamos a... Miriam Almazán y Daniel Blas, de AFIRIS (Zaragoza)

Entrevistas

Hoy entrevistamos a Miriam Almazán y Daniel Blas, de la asesoría AFIRIS de Zaragoza.

Miriam es la directora de AFIRIS. Economista y asesora fiscal, es consultora homologada por la Fundación Emprender en Aragón y experta Universitaria en asesoramiento a emprendedores, con amplia experiencia docente y mentora en programas de emprendimiento. Por su parte Daniel es el responsable del departamento laboral de AFIRIS. Graduado social, asesor y consultor laboral, también es consultor homologado por la Fundación Emprender en Aragón y predica con el ejemplo, siendo cofundador de Ohmywork!

Durante esta crisis sanitaria y económica ¿Cuál ha sido el mayor reto al que os habéis enfrentado en vuestro despacho?

Daniel Blas: Como responsable del área laboral el gran reto que hemos tenido ha sido salvaguardar el equilibrio entre la supervivencia empresarial y el empleo. 

Nos hemos sentido como personal de una sala de urgencias empresarial en donde hemos tenido que ofrecer soluciones en tiempo récord y con una vorágine legislativa  como herramienta curativa.

Miriam Almazán: Nuestro trabajo consiste en dar soluciones ágiles que proporcionen seguridad a nuestra clientela. En una situación de máxima incertidumbre y de cambiantes normas este ha sido el reto. Debíamos responder cuestiones tan relevantes como si un negocio podía abrir al día siguiente o no, con todo lo que conlleva. Con la administración cerrada y sin respuesta, hemos sido el apoyo de personas emprendedoras y empresarias. Los profesionales que nos dedicamos al asesoramiento de empresas hemos vivido momentos complicados y aunque no afecte en la facturación del despacho, sí pasa factura emocional.

Habéis sido una parte fundamental en el inicio de la pandemia por la gran cantidad de prestaciones que habéis tenido que gestionar. ¿Cómo afrontasteis digitalmente este aumento del volumen de trabajo, que además no era presencial? 

DB: En nuestro caso, hemos sido siempre una empresa con claro enfoque tecnológico, no en vano hemos tenido algún proyecto tecnológico interno en desarrollo, y eso nos permitió funcionar a la perfección a distancia. Ya utilizábamos antes de la pandemia herramientas de productividad y teletrabajo, con lo que el confinamiento no supuso un cambio cultural en nuestro caso. Nos costó más esfuerzo interiorizar que la administración no estaba preparada para asumir el gran desafío y tuvimos que lidiar con algunos impedimentos por parte de terceros que no nos permitían avanzar en esa labor de salvaguarda empresarial.

MA: Por nuestro perfil innovador, las herramientas digitales ya las teníamos, pero la digitalización no es sólo cuestión de herramientas, también de procesos y de personas, y esto ha sido un reto para empresas y para la propia Administración.

¿Cuáles fueron y son los principales efectos económicos de la pandemia sobre vuestros clientes? ¿Qué hubiera ocurrido con vuestras empresas si no se hubieran aprobado los ERTES por fuerza mayor?

DB: El perfil de empresas que asesoramos es muy variado y por tanto nos hemos encontrado con organizaciones de perfil tecnológico que han crecido durante la pandemia, mientras que otras empresas del sector servicios o cultural han sufrido mucho para mantener su viabilidad y cuyos efectos siguen hoy prolongándose en el tiempo.  Si no se hubieran aprobado los ERTES de fuerza mayor muchas empresas se hubieran tenido que declarar en concurso, quiebra o suspensión de pagos y muchas personas trabajadoras hubieran quedado desprotegidas y teniendo que acudir al FOGASA.

A pesar de la inseguridad jurídica, cierta improvisación legislativa y falta de amparo institucional, se puede decir que los mecanismos de flexibilidad interna han mantenido el tejido empresarial y el empleo.

MA: Considero que los ERTES han sido un mecanismo flexible para afrontar un cierre sobrevenido, hay empresas que no hubieran podido sostener financieramente este período sin ingresos.

¿Las ayudas que se han otorgado tanto a nivel nacional como local a los diferentes sectores han llegado a tiempo? ¿Y las ayudas provenientes de la Unión Europea?

DB: La sensación es que ha primado el mecanismo de seguridad y control ante un posible fraude que la rapidez e inmediatez de una línea de liquidez y ayuda directa a las empresas afectadas. Además, la delegación en las comunidades autónomas y la falta de agilidad para algo que debería ser más inmediato ha dejado el poso de que llegan tarde y a destiempo. En cuanto a las ayudas europeas la sensación es que va a llegar mucho dinero y fondos pero que los requisitos, mecanismos de solicitud y complejidad en el proceso pueden hacer desistir a muchas empresas pequeñas y medianas.

Y no olvidemos que en nuestro país el perfil de micropymes o pymes es el que más prolifera. No obstante, es una oportunidad que no deberíamos desaprovechar.

MA: Desde muchos sectores se esperan los fondos europeos como un mecanismo de salvación. Quiero tener confianza en que las estrategias previstas y apoyo económico se traduzcan en el impulso que necesita España, modernizando tanto el sector empresarial como la Administración Pública y que los fondos realmente lleguen al tejido empresarial, pero de momento las convocatorias están tardando en llegar, y los proyectos subvencionables necesitan un tiempo suficiente para ser planificados y ejecutados. No se trata sólo que haya dinero disponible, sino que llegue a las empresas y financie proyectos de impacto.

¿Cómo valoras el impacto de la crisis generada por el COVID en tu provincia sobre empresas y autónomos?

DB: En nuestra provincia y comunidad autónoma, al no ser tan dependiente del sector turístico como en otras comunidades autónomas y tener un mayor tejido industrial, logístico y agroalimentario se ha podido mantener mejor la actividad que en otros lugares. No obstante, muchas personas autónomas del sector servicios o cultural han sufrido muchísimo en materia económica pero también a nivel emocional, de salud y de incertidumbre.

MA: Como dice mi compañero, la factura de la crisis no sólo es económica, la incertidumbre e inseguridad  generalizada ha hecho mella en las personas que lideran los negocios. 

La nueva Ley de Creación y Crecimiento Empresarial contempla la simplificación de los trámites para constituir una empresa ¿Cómo crees que afectará al tejido productivo empresarial local?

DB: Todo lo que sea favorecer la creación de empresas o las iniciativas emprendedoras bienvenido sea. Creo que no solo habría que centrarse en la simplificación de trámites iniciales en la constitución sino también se ha de favorecer el crecimiento de las empresas con seguridad jurídica y unidad de mercado interno.

Somos un país que necesita empresas más grandes y fuertes que den empleo de calidad y que sean socialmente responsables con las personas y el entorno. El reto es que se crezca con salud tal y como nos ha demostrado la pandemia.

MA: En mi humilde opinión profesional, el texto del anteproyecto se queda muy corto. Una de las medidas estrella  es que el tipo impositivo de sociedades para las empresas consideradas nuevas será del 15% en el primer período que obtengan base positiva y en los 3 siguientes (en la actualidad es en el primero y en el siguiente). Hay que tener en cuenta que mientras la empresa no tiene beneficios, no paga impuesto de sociedades. Es más, puede guardar los resultados negativos generados para compensarlos con los beneficios futuros (bases imponibles negativas). Una startup conseguirá beneficio cuando logre ser rentable, y ese es precisamente el reto, poder crecer y evolucionar de forma sostenible antes de que el capital con el que cuenta se termine. En mi opinión, la ayuda es necesaria en un momento anterior a que los beneficios aparezcan en la cuenta de resultados, una ayuda en el “valle de la muerte”.

Considero que la simplicidad y agilidad en los trámites de creación de empresa puede mejorar, pero es más necesario favorecer la consolidación y crecimiento empresarial.

Teniendo en cuenta la importancia del contacto directo con los clientes en tu sector ¿consideras viable la implantación del teletrabajo? ¿Quizá a través de una fórmula híbrida?

DB: Desde mi punto de vista como asesor laboral considero el teletrabajo como una oportunidad histórica. Pero como todo cambio (que además en muchas ocasiones ha sido sobrevenido) el gran reto es equilibrar y aprender. El teletrabajo al 100% tiene su lado positivo de mejor autoorganización, evitar tiempos de desplazamiento o equilibrar la vida personal y profesional pero también su lado negativo como la falta de contacto personal y humano. Soy muy partidario de los equilibrios y en el teletrabajo no es una excepción: la mejor fórmula por tanto es establecer mecanismos híbridos que satisfagan las necesidades de las personas y de las empresas.

 MA: Aunque el teletrabajo ya existía,  la pandemia ha abierto la mirada de empresas, personas trabajadoras, clientela… incluso de la Administración Pública. Esto abre un mundo de posibilidades (nuevas formas de comunicación, cambios de residencia, etc.) y aprovechar las oportunidades está en nuestras manos. Los mecanismos híbridos considero que funcionan bien pero todavía queda mucho camino por recorrer. Falta avanzar en digitalización empresarial y todavía sigue existiendo cultura presentista en muchas organizaciones. La implantación del teletrabajo también abre nuevos retos empresariales, necesitamos desconexión digital y conexión humana.

Por último, la pandemia ha puesto en valor la prevención de riesgos laborales, ¿crees que las empresas lo perciben así también? ¿Qué es lo que más valoras del servicio recibido por Fraternidad-Muprespa como consecuencia de una contingencia profesional y/o común?

DB: En mi opinión personal hemos vivido una tragedia mundial que ha dejado y dejará secuelas en muchas personas. Las empresas no pueden ser ajenas al estado de salud y bienestar emocional de las personas que integran sus organizaciones pues se ha demostrado que son su bien más preciado. Aquellas que piensen solo en la automatización y transformación digital fracasarán, mientras que aquellas que busquen un equilibrio se verán fortalecidas.

Lo que más valoro de Fraternidad-Muprespa en este sentido es un compromiso con la educación en esos valores de cultura preventiva y bienestar, no solo desde un punto de vista de mejorar la productividad sino también de hacer un mundo más sostenible y saludable.

MA: Es fundamental generar cultura de prevención y bienestar laboral y se agradece la labor que en este sentido hacéis desde Fraternidad-Muprespa, ayudando tanto a empresas como personas trabajadoras.

 

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