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02/07/2007 - Ferrol es ya una de las ciudades industriales europeas con mayor cifra de enfermos por amianto, porcentualmente respecto a su número de habitantes. El dato se lo facilitó hace pocos días el médico ferrolano Carlos Piñeiro, experto en salud pública, a un juez durante una vista por la demanda de un afectado.

Según Piñeiro, la comarca registra ya cinco casos de mesotelioma anuales por cada cien mil habitantes. Este cáncer tremendamente agresivo, causado por las fibras de asbesto, es considerado por los expertos como centinela: por cada caso existen otros dos de asbestosis y tres de cánceres pulmonares. La ratio coloca a la ría de Ferrol a la altura de Glasgow, Liverpool o las poblaciones con astilleros de la costa atlántica norteamericana. A pesar de que el amianto, como material aislante para el forrado de tuberías de calor y calderas en los buques, se dejó de utilizar en Bazán (ahora, Navantia) en 1982, lo cierto es que continúan aflorando casos cada día.

Las cifras ya no son elucubraciones (hace sólo cuatro años se acusó a Piñeiro de alarmista), puesto que el servicio de neumología del hospital público, reforzado ante esta epidemia, controla ya unos 1.300 casos.

La muerte del líder sindical Manuel Amor Deus, que fue obrero de montajes a flote en la vieja Bazán, ha venido a sacar a la luz el problema.

Entre este colectivo, el grupo mayoritario lo forman trabajadores prejubilados o jubilados del astillero público ferrolano, pero también de Astano. Poco a poco surge también toda la casuística, como los militares que navegaron en los barcos entregados por EE.UU. a España merced al acuerdo de amistad, muchos de ellos procedentes de la Segunda Guerra Mundial o la guerra de Corea que llegaban «cargados de amianto», como dijo Amor Deus el pasado año. También aparecen esposas de obreros contaminadas al lavar sus ropas de trabajo manchadas de asbesto. Pero permanecen ocultos los enfermos de otros sectores, como la construcción, porque las planchas de fibrocemento (uralita) se fabricaron con amianto hasta bien entrados los años noventa.

El albañil, al cortar las planchas con sierras radiales, esparcía al aire una enorme cantidad de fibras que, al respirarlas, penetraban en sus pulmones y nunca más volvían a salir. Porque el problema es ese. Las microfibras se incrustan en los tejidos pleurales. Años después, incluso tras dos decenios, el hombre comienza a sufrir disneas, tos y malestar que preludian su asbestosis. Los abogados de Navantia atribuyen estos males al tabaco y sus patólogos contratados como peritos médicos se esfuerzan en los juicios por las demandas de los afectados en probar esta tesis. Pero todos los expertos coinciden en que la combinación de tabaco y amianto dobla o triplica las posibilidades de asbestosis y cáncer del afectado.

Un grupo de médicos de primaria del Sergas de la zona de Ferrol han creado el equipo Trasancos, en el seno del Sergas, para elaborar protocolos destinados a los médicos de cabecera con el objetivo de detectar los nuevos casos. A su vez, la doctora Carmen Diego, procedente del Instituto de Silicosis de Oviedo, se ha incorporado al servicio de neumología del hospital público de la zona.

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