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El reto de abordar los accidentes laborales en el medio rural Mientras que el resto de siniestros disminuye, los accidentes que se producen en el campo aumentan de una manera preocupante.

En toda España se producen al año 2.000 vuelcos de tractores, 70 de ellos con resultado fatal. De hecho es la primera causa de mortalidad por accidente en el medio rural, y en Asturias estos ratios siguen la misma tendencia.

Cada pocos días nos llegan noticias de accidentes en los que se ven involucrados trabajadores del campo manejando maquinaria, muchos de ellos terminan con graves heridas e incluso falleciendo.

El escenario es complejo por la propia estructura del sector agroganadero asturiano. Se trata de un colectivo empresarial disperso con más de un 85% de trabajadores por cuenta propia, con poca cultura de prevención.

Tanto es así, que la mayoría de los accidentes de carácter leva no llega siquiera a comunicarse.

Además, en la mayoría de las ocasiones no son los propios trabajadores quienes sufren los accidentes, sino parientes, a menudo jubilados que echan una mano en la explotación familiar.

Por lo tanto, podría decirse que no son accidentes laborales en sí ya que quienes los padecen no están profesionalizados.

Y aquí está otra de las claves, el envejecimiento; en primer lugar el de la población. A nadie se le escapa la alta media de edad de los pobladores del medio rural asturiano.

Y si a esto le añadimos otra media de edad muy alta, la de la maquinaria que se utiliza, encontramos el caldo cultivo necesario para que se dé la desgracia.

Como muestra un botón: según en IAPRL, la gran mayoría de los tractores que funcionan en la región tienen más de 20 años y están mal mantenidos.

Esta situación, que en términos muy parecidos también se da en el resto del país, está motivando que los organismos responsables de la prevención en riesgos laborales estén intensificando las campañas de información hasta donde es posible, porque llega un momento en que el riesgo no se halla en el ámbito laboral sino en el familiar: “La administración si tiene competencias en el entorno del trabajador del campo, pero no cuando es un pariente jubilado quién maneja maquinaria para limpiar un poco la finca”, explica Myriam Hernández.

Aun así, se están desarrollando jornadas informativas como las que tuvieron lugar en 2015 en muchas poblaciones asturianas en las que participaron más de 200 personas.

Al mismo tiempo se ha editado un decálogo con recomendaciones para el adecuado uso de los tractores. Incluso la ficha de seguridad publicada este mes por el instituto hace referencia a los accidentes con tractores.

Este escenario complejo que se da en el entorno de la prevención de riesgos laborales en el sector agroganadero asturiano ha conseguido, además, cambiar las tornas de la estadística: “Mientras que, en general, las cifras de siniestralidad asturianas están manteniendo el tipo respecto de las nacionales, cuando observamos las que se dan en el campo ocurre todo lo contrario”, nos dice Myriam Hernández al mismo tiempo que reitera los esfuerzos que realiza la administración para disminuirlas.

Pues eso, como todo lo que ocurre en torno al campo asturiano, es difícil de abordar. A perro flaco…