
12 de mayo, Día Internacional de la Enfermería. Cuidado que previene y salva vidas. El ejemplo de Chus Azcona
La enfermería no es solamente un pilar básico en cualquier sistema sanitario, sino también en cualquier sociedad. El lema elegido este año por el Consejo Internacional de Enfermería es “Nuestras Enfermeras. Nuestro futuro. Cuidando de las enfermeras fortalecemos la economía”, que subraya el papel fundamental de la enfermería, también en la vertiente económica.
Especialistas en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, son capaces de garantizar una atención basada en el cuidado, el acompañamiento y la escucha activa.
Todo lo que describe a la profesión en general, es lo que personifica nuestra compañera María Jesús Azcona, Chus, la enfermera con la que cuenta el Servicio de Prevención Propio de la Mutua, a cuyo trabajo nos hemos acercado para conocer más y mejor sus tareas diarias y a modo de homenaje en esta jornada.
Con su gesto siempre amable, cercano y sonriente, lo primero que hace Chus es poner en valor la importancia de su profesión, en general, y en particular, a la enfermería del trabajo. “Somos un pilar fundamental de la sanidad, tanto pública como privada, y más en este momento en el que hay tanta falta de profesionales sanitarios. Esta carencia está motivando que la enfermería asuma labores que requieren de mayor implicación, algo que económicamente debería ser valorado”.
La curiosidad me lleva a preguntarle cómo aterrizó en el mundo de la enfermería. “No soy enfermera vocacional. Siempre me ha gustado poder contribuir a la sociedad. Como era buena estudiante y quería acceder rápido al mundo laboral barajé esta opción y también la de la enseñanza. Al final me decidí por la enfermería y estudié en mi tierra, en Navarra”.
Fueron años intensos. Estudió enfermería entre 1985 y 1988, y a la importante carga de horas lectivas había que sumar las de prácticas, durante toda la carrera. “El último año las hacíamos en unidades especializadas y llevábamos el ritmo del turno del enfermero que nos hubieran asignado, de mañana, tarde o noche, además de las clases. Era intensísimo, pero aprendí mucho y pronto supe que me encantaba lo que hacía, que había elegido bien”.
Tras finalizar los estudios, llegó el momento de buscar trabajo. “Mi andadura profesional comenzó en el hospital Reina Sofía de Córdoba, en la unidad de hemodiálisis. Luego fui al hospital del Valle de los Pedroches y posteriormente a Madrid, donde también trabajé en hemodiálisis en el Clínico San Carlos y en la Jiménez Díaz”. Y ahí, de boca de una compañera, conoció un nuevo posible escenario laboral.
Me habló de las mutuas, que yo no conocía, y comencé, de forma esporádica, a trabajar en lo que por entonces era La Fraternidad. Hacía extracciones a los trabajadores.
Como le pareció un buen lugar de trabajo, amplió su formación a aquello sobre lo que se cimenta el trabajo en una Mutua Colaboradora con la Seguridad Social: la enfermería del trabajo y la prevención de riesgos laborales.
“En el 96 hice el curso de enfermería de empresa en la Complutense, que en 2008 se homologó como especialista en enfermería del trabajo. También comencé el máster en Prevención de Riesgos Laborales, primero en una de las especialidades, y a distancia, en las otras dos. En 2000 se creó en Fraternidad-Muprespa el servicio de prevención, integrado por profesionales que contaban con la formación adecuada”.
Mientras hablamos sobre su trabajo diario, transmite seguridad y firmeza, propia de muchos años de experiencia, pero también de mucho conocimiento de la profesión y la ‘psicología’ de quien está acostumbrado a tratar con gente muy diversa.
“Mi jornada la dedico a preparar y elaborar los reconocimientos médicos a la plantilla de Madrid y provincia, además de otras limítrofes. Son tanto los reconocimientos iniciales como periódicos, en base a los cuales se elaboran las cartas de aptitud”. “Además”, añade, “también hacemos las revisiones sistemáticas de los compañeros que están expuestos a radiación ionizante”.
Su trabajo comprende también “la atención sanitaria y asistencial del compañero o compañera que lo necesite. Podemos solventar las dudas de los compañeros que así lo requieran”. Es decir, ella es la persona a quien nos dirigimos si, estando en el trabajo, sentimos un malestar o una indisposición.
Chus tiene clara, y así lo traslada, la importancia de cada una de las campañas de prevención que se desarrollan en el SPP, desde la vacunación de hepatitis b o gripe, a las de donación de sangre, prevención del cáncer de colon, de próstata, las revisiones ginecológicas anuales o la formación en los talleres de espalda, de primeros auxilios o de uso de desfibriladores.
La enfermería del trabajo es una gran desconocida y hacemos muchas cosas vitales. Hemos tenido casos en los que se han detectado enfermedades graves en un estadio inicial.
“Gracias al reconocimiento médico se ha puesto tratamiento rápidamente y todo ha quedado en un susto. Esos compañeros te lo recuerdan todos los años”.
La prevención de riesgos laborales lleva a su departamento a buscar nuevos escenarios de actuación. “Estamos pendientes de elaborar cursos enfocados en disminuir o eliminar hábitos nocivos, por ejemplo, la deshabituación tabáquica. También cuidar la salud cardiovascular o evitar el sedentarismo y tener una alimentación saludable. Otra idea está relacionada con el envejecimiento de la población. Queremos afrontar la formación e información vinculada a unos hábitos de vida activos para esa etapa”.
Chus expresa con rotundidad por qué su profesión tiene una importancia social tan trascendente.
Creo que cualquier colega estará de acuerdo conmigo en que la palabra enfermería va vinculada a la palabra cuidados. Ambas tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de todos ¿quién no quiere hacer eso?
“Ser partícipe de ello es algo muy reconfortante, a veces no es fácil pero, analizando en general, es más gratificante que otra cosa”.
Test rápido para conocer un poco mejor a Chus:
- ¿Cuáles son tus aficiones? Me encanta hacer deporte, bailar, caminar, conversar, cocinar, viajar, leer y quedar con amigos.
- ¿Cómo eres como paciente? Creo que soy buena paciente; soy obediente, respetuosa, pregunto mucho para solventar posibles dudas y tolero bien el dolor.
- ¿Sigues en redes a algún enfermero o enfermera? No. Soy totalmente analógica y no tengo redes sociales. Solo whatssap.
- ¿Es habitual que fuera del trabajo la gente recurra a ti para consultarte sobre algo que les pasa? Sí, y lo hago con mucho gusto.
- ¿Qué diferencias has vivido entre el trabajo de antes y el de ahora? Además de todos los adelantos técnicos, agradezco enormemente la existencia del GPS. Yo iba a las empresas asociadas y tenía que buscar la dirección en callejeros. Me he perdido más de una vez y he tenido que llamar a ver si me ayudaban a encontrar la empresa.
- ¿Hay alguna ocasión en que ha sido especialmente complicado hacer tu trabajo? En 2001 me toco ir a administrar la vacuna de tétanos a una planta de reciclaje de basura. Ya había ido antes y aunque el olor era insoportable, sabía que al rato se pasaba. Pero esa vez no fue así: tenía náuseas, malestar… estaba embarazada y no lo sabía, ahí es donde lo sospeché.
- ¿Qué recomendarías a quien quiera estudiar enfermería? Que procure ser una esponja, que no tenga miedo ni vergüenza, que intente ampliar sus conocimientos en todas las especialidades de la medicina para encontrar aquel en el que prefiera trabajar.