Fraternidad-Muprespa destaca la importancia de la prevención de riesgos en clave de género

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Fraternidad-Muprespa
Población
Madrid

Fraternidad-Muprespa, Mutua Colaboradora con la Seguridad Social, participó este lunes en una jornada organizada por el Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST), dentro de las actividades de la Escuela de Formación Específica del Catálogo de Formación del organismo de la Comunidad de Madrid sobre las camareras de piso, su situación laboral, personal y el reconocimiento de sus patologías.
 
“Género y prevención ¿dos conceptos divergentes?” fue el título de la ponencia de Natalia Fdez. Laviada, subdirectora general de Prevención, Calidad y Comunicación de Fraternidad-Muprespa, que destacó la necesidad de “integrar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales, un proceso que requiere evolución en la forma de pensar y de actuar”, según afirmó. Como ejemplo de la importancia de esta materia resumió algunos de los datos que recoge el proyecto INGEPRE, en el que ha participado Fraternidad-Muprespa. Aunque los datos se basan en encuestas realizadas en empresas del Principado de Asturias, las conclusiones se pueden extrapolar al conjunto del territorio español.  

Por ejemplo destacó que, aunque las empresas reconocen mayoritariamente la importancia de contar con medidas de igualdad en sus planes de prevención de riesgos, la realidad es que se ciñen estrictamente a lo que exige la ley, y muchas de las especificidades en clave femenina, lo son, exclusivamente por causa de las diferencias biológicas (embarazo o lactancia), sin aportar ningún elemento extra más.

Este proyecto revisa la siniestralidad laboral femenina en los cuatro sectores  de actividad con más presencia de trabajadoras: hostelero, asistencia en establecimientos residenciales, actividades de servicios sociales sin alojamiento y empresas de servicios. En estas últimas es donde prestan sus servicios las “kellys” o camareras de piso.
Otra de las carencias más significativas en estos planes es la ausencia de medidas de conciliación laboral y familiar y la falta de análisis de datos de siniestralidad o absentismo desagregando por sexos, lo que favorece que los legisladores no impulsen medidas concretas diferenciadas para hombres y mujeres.

“Hay que sumar esfuerzos entre todos los actores implicados: servicios públicos de salud, servicios de prevención, mutuas colaboradoras con la seguridad social y agentes sociales. En 2018 se declararon un 14,36% más de enfermedades profesionales”, aseguró Fdez. Laviada, que también destacó que las actividades realizadas por mujeres conllevan menos riesgos para su seguridad y accidentes menos graves pero más frecuentes y vinculados a lesiones musculoesqueléticas.

Carlos Maya, técnico superior de Prevención de Riesgos Laborales, también intervino en la jornada y demandó evaluaciones más intensivas y de mayor calidad que incluyan los riesgos ergonómicos, psicosociales e higiénicos, ya que esto facilita la calificación de las enfermedades como comunes  o profesionales.

 

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