La Medicina en el Trabajo ha evolucionado en los últimos años y en especial desde la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Una especialidad que en la década de los ochenta y en concreto desde la derogación de la Organización de los Servicios Médicos de Empresa (OSME), había iniciado la caída libre, amortiguada únicamente por iniciativas individuales de unos profesionales atrincherados en sus empresas y asociativamente repartidos en Sociedades Científicas con discrepancias y falta de dialogo.