PodcastFM: los sanitarios de la Mutua en las trincheras COVID

Ámbito sanitario
Autor
Fraternidad-Muprespa

No solo los pacientes han sufrido los estragos del Covid-19. A estas alturas es una obviedad  afirmar que la sociedad entera se ha visto afectada por la pandemia y que las llamadas de atención para rebajar la presión hospitalaria eran continúas dado el gran problema que conllevaba para todos la saturación de pacientes. Por ello las autoridades sanitarias decidieron que los hospitales gestionados por las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social también colaboraran en el tratamiento de estos pacientes, en un escenario lleno de incertidumbres. Y por ello PodcastFM ha querido conocer de primera mano sus testimonios.

Fraternidad-Muprespa preparó todo en el mes de abril para recibir y comenzar a atender a los 21 pacientes derivados al Hospital Fraternidad-Muprespa Habana, un centro que llevaba abierto un año y especializado en la traumatología, para el tratamiento de los accidentes de trabajo.

Lo que pasó dentro de sus puertas, no dista mucho de lo contado por miles de sanitarios a los que ya hemos oído repetidamente sus mensajes de prudencia, para evitar el contagio, porque la atención hospitalaria se ha convertido en algunos momentos en algo entre el privilegio y la medicina de guerra. Estos mensajes son similares a los que nos han trasladado cuatro sanitarios de Fraternidad-Muprespa, que han contado a PodcastFM lo duro de la experiencia vivida.

Es el caso de Covadonga Ezquerra, médico de familia que dejó por unas semanas su consulta en el centro de Fraternidad-Muprespa en Tres Cantos, para reforzar el servicio médico en el Hospital. “Lo afronté con cierto miedo porque la responsabilidad era muy grande. Había que adaptarse a una enfermedad desconocida y pesaba el miedo por no hacerles más daño, porque su estado era muy grave”.

“Creíamos que lo sabíamos todo”, sentencia José Ramón Domínguez, enfermero volante de la Mutua, con más de quince años de antigüedad en la casa e involucrado en mil batallas siempre con la vocación de servicio público muy presente. “He pasado la gripe A, la gripe aviar, me he tenido que vestir con estos EPI hace mucho… pero esto no se puede comparar, y quiero destacar dos cosas: el compañerismo y el desconcierto. Y a nosotros, cuando pase todo esto ya veremos lo que nos queda por vivir. Seguimos atendiendo pacientes y bueno… a mí a veces me cuesta un poco dormir”, afirma.

“Esto no se va a olvidar. Nunca.” Quien habla de esta forma tan categórica es Mariu Arias, enfermera de urgencias del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana que destaca “la capacidad de haber convertido al equipo, en familia. Estábamos deseando ponernos el EPI para poder abrazarnos. Era el abrazo que no le podías dar a tu familia, el beso que no le podías dar a tus hijos”.

Erika Velázquez, auxiliar del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana estableció un interesante paralelismo entre la escasez de material fungible que se vivió en muchos centros sanitarios, sobre todo del ámbito público, y que afortunadamente no se vivió en su centro de trabajo, y la capacidad de los sanitarios para buscar alternativas. “Eso es lo que los sanitarios hacemos todos los días: dar solución a los problemas”.

Todos coinciden en que lo que más les impresionó fue ver a los pacientes morir solos. “Nunca nos habíamos enfrentado al hecho de que, o estabas tú, o no estaba nadie”, asegura José Ramón. Covadonga continúa con un discurso parecido que surge de la necesidad de contar lo vivido. “Yo esto que os voy a decir, necesito contarlo. No sólo hemos afrontado la soledad de los pacientes, que la hemos amortiguado todo lo que hemos podido, yo les he tocado, les he hablado, me he puesto varios pares de guantes para tocarles la cara… pero también, cómo las familias han sostenido esa incertidumbre, cómo esperaban nuestras llamadas, a veces con malas noticias o para notificarles el fallecimiento. Han tenido un comportamiento heroico.”

Nuestros protagonistas también han destacado el importante papel de la dirección del Hospital, pendiente de que trabajaran protegidos al máximo y dispusieran del material necesario.  Y dado que esta protección no se ha vivido en muchos centros lanzan un importante mensaje a las autoridades políticas. “Son los responsables de que haya recursos materiales y también humanos. Que hagan su trabajo con responsabilidad, que es lo mismo que nos piden a nosotros”.

Al unísono su respuesta fue un contundente “no” a la pregunta de si escogerían otra profesión si volvieran a nacer. Tan necesario su compromiso como tranquilizadora para todos nosotros su respuesta.  

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