
Semana Mundial del Agua: una penúltima oportunidad
Otro verano que toca a su fin, en el que los días de asueto y descanso han estado cargados de tranquilidad y disfrute. Durante nuestras vacaciones no habrá faltado un refrescante chapuzón, indistintamente de si éste se ha producido en una playa paradisíaca, una concurrida y alborotada piscina, un gélido río o bajo una reconfortante ducha.
Puestos a idealizar ya el próximo año, ¿podrías imaginártelo sin realizar ese viaje exótico, o sin leer la nueva novela de tu escritor favorito, o quizás sin compartir unos días con tus inseparables amigos? Aún a costa de perder gran parte de su encanto y atractivo, la respuesta perfectamente podría ser, sí. Pero, y si la pregunta que te formuláramos fuese: ¿podrías imaginar el próximo verano...sin agua? Sólo pretender imaginar tal disyuntiva nos asola, pues tal planteamiento nos resulta inaceptable, apocalíptico, solo perceptible en el fotograma de un futuro muy lejano de ciencia ficción, ¿no es cierto?
En este sentido consideramos importante informaros de que esta semana se celebra en Estocolmo (Suecia), la Semana Mundial del Agua, un evento en el que un nutrido grupo de expertos deben encontrarse, proponer alternativas y abordar soluciones urgentes basadas en la naturaleza, para satisfacer los crecientes retos globales del agua. En grandes partes del mundo ya están experimentando ese estrés hídrico, millones de personas se encuentran intentando sobrevivir a ese escenario terrorífico situado a años luz de nuestra realidad. Los motivos residen principalmente en el profundo cambio climático, la contaminación, la desertización o el incremento de la población.
La ONU espera que en 2025, 1.800 millones de personas sufran la escasez de agua y con ello las hambrunas, enfermedades y migraciones.
Todos y cada uno de nosotros, ya sea como particulares o como trabajadores de Fraternidad-Muprespa, somos responsables del cuidado de este preciado recurso y estamos llamados a contribuir, no podemos escondernos ante un problema que nos atañe en primera persona (conviene recordar que menos del 1% del agua del planeta, es agua disponible para consumo humano). Créelo, cualquier pequeño gesto que practiquemos, tanto en nuestras casas, como en nuestros centros de trabajo, por insignificante que éste pueda parecernos, revertirá de un modo increíblemente positivo, tanto en esos millones de personas que dependen de nosotros para poder continuar abasteciéndose, como en permitir que durante los próximos años podamos continuar disfrutando de nuestras zambullidas veraniegas sin restricciones.
No te relegues a un segundo plano.