Sistema automatizado de dispensación de medicamentos: tecnología aplicada a la seguridad del paciente

Ámbito sanitario

Un farmacéutico es mucho más que una persona vestida con bata blanca al otro lado de un mostrador en un local a pie de calle. Esa es la imagen que viene a la cabeza de la mayoría cuando pensamos en la figura de estos profesionales, pero en el Día Mundial del Farmacéutico, que se celebra el 25 de septiembre, Fraternidad-Muprespa pone el foco en la farmacia hospitalaria, concretamente en la del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana. En este departamento hay unos profesionales, cuatro, en el caso en cuestión, dedicados a otorgar la máxima seguridad al paciente, pero que rara vez se dejan ver por los destinatarios de su trabajo, al contrario de lo que pasa en las farmacias de la calle. 

Y dado que facilitar esa seguridad al paciente es la máxima que guía su actuación, una de las claves fue implantar en el Hospital desde su creación sistemas de automatización de ciertos procesos. Hacerlo así aumenta la eficiencia, reduce al mínimo los posibles errores y facilita llevar un correcto seguimiento sobre lo que se le ha administrado. “Las ampollas entre sí se parecen mucho. También hay muchos comprimidos de forma redonda y blanca. La posibilidad de error podría multiplicarse, pero este sistema la reduce prácticamente a cero”, señala Emilia Roldán, responsable de la farmacia hospitalaria de Hospital Fraternidad-Muprespa Habana

El proceso de automatización comienza con la prescripción médica electrónica, que permite identificar de forma precisa el medicamento y la pauta a administrar. A continuación esta prescripción “viaja” a los armarios de dispensación de medicación de la planta, que cuentan con un acceso controlado conocido como SADME (“Sistema Automatizado de Dispensación de Medicamentos”). 

En estos dispensadores se integran dos procesos: la prescripción médica electrónica y el control por parte del Servicio de Farmacia. El SADME contiene los medicamentos previamente seleccionados, distribuidos en cajetines según su tamaño y el nivel de control que requiera su acceso. Tras la prescripción médica en hospitalización, la enfermería accede al medicamento indicado, si está disponible en el SADME. Para ello el profesional tiene que identificarse, escoger a qué paciente va a administrar la medicación y después seleccionar el medicamento que desea retirar. 

El SADME abrirá el cajetín correspondiente e identificará de forma precisa, con indicativo de luces o la apertura automática del cajetín, dónde está el medicamento a retirar. Todos los datos quedan registrados de forma que siempre se sabe quién, qué y para quien se suministró cierto medicamento. Los niveles de acceso se establecen en función de la seguridad que requiera el medicamento a dispensar. “La más alta es siempre para los estupefacientes. En este caso el sistema solo permite coger de uno en uno, de hecho el cajetín no llega a extraerse completamente”, especifica Roldán. Otros medicamentos se almacenan en cajetines con tapa, de forma que solo se abre ese compartimento, no dando acceso a retirar otro medicamento del cajón. 

Si hablamos de medicamentos con una necesidad de protección menor, por ejemplo un paracetamol, los cajetines cuentan con una seguridad media y sí se pueden almacenar varias unidades juntas. Estos armarios, además de en la planta de hospitalización, se ubican en otras dos áreas, la quirúrgica y la de urgencias.

CONTROL DE STOCK Y DE CADUCIDAD 

En los armarios no solo se gestionan las existencias, sino también las caducidades de las presentaciones que contiene, que son revisadas mensualmente por el personal de farmacia. Tras este proceso las salidas originadas en el SADME de la planta de hospitalización crean una orden de reposición de cada presentación que conecta directamente con el armario de almacenamiento de medicamentos. 

Este Servicio cuenta con un armario de almacenamiento vertical con múltiples cajetines dispuestos en forma de carrusel, en el cual se asigna un cajetín a cada presentación y se identifica de forma inequívoca. Cuando el carrusel recibe la orden de reposición de un medicamento, automáticamente nos dirige a su posición y lo señala. Existe por ello una coordinación exacta entre lo que se solicita y lo que se repone en la planta. Este sistema permite reponer de forma rápida y concisa, y minimizar el stock necesario en planta.

“En el Hospital Fraternidad-Muprespa Habana trabajamos sobre todo con medicamentos identificados de forma unitaria, es decir, cada comprimido, vial o sobre viene identificado con su contenido, lote y caducidad. Si algún medicamento no se comercializan de esta forma, se reenvasan en farmacia y así evitamos cualquier posible error de dispensación” indica Emilia Roldán. Desde el Servicio de Farmacia un equipo de cuatro personas controla la coordinación entre la prescripción médica con los armarios de dispensación y su reposición. “Toda automatización es un complemento al trabajo del equipo humano, porque la supervisión de los profesionales de farmacia es vital en cada uno de los procesos”.  

En paralelo, el Servicio contribuye también a la seguridad del paciente realizando una verificación de lo que se le prescribe. De cada medicamento pautado se revisa su presentación, dosis y posología, se detectan posibles interacciones, duplicidades… y a su vez se asegura que lo necesario para un paciente estará disponible a tiempo para su dispensación. La verificación de la prescripción médica por parte de Farmacia asegura la intervención de más profesionales en el seguimiento de su tratamiento y en agilizar la disponibilidad ante lo que pueda requerir el paciente, convertido siempre, como no puede ser de otra forma, en epicentro de la actividad.  

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